Retomando este baile, que se llama escritura...
Aun recuerdo cuando apenas comenzaba a escribir y podía disfrutar el dejar una pequeña parte de mi historia.
Primero fue el reflejo de mi día a día, que era plasmado en unas cuantas chuscas palabras, aprendí a reírme de lo que podía escribir y valorar el diverso juego que se podía generar conjugando de manera adecuada una que otra palabra.
El tiempo paso y decidí renovarme, crecer y dedicar un momento más intimo con mi pluma y mi cuaderno, tardes largas de oscuridad, de alegría, de lluvia; unas veces angustiada y otras sin siquiera pensar y poder anotar una sola palabra.
Las circunstancias me llevaron a disfrutar de la vida, a salir de mi cuaderno cuando lo necesite, a jugar ser alguien frenre a los demas, alguien diferente a toda esa verdad que seguia día a día apareciendo en mi cuaderno.
Un día mi lapicero negro desapareció, la sociedad me demando más tiempo, y cuando menos lo pensé esa parte de mi vida ya era pasado.
Un ayer, un hoy, un mañana...